INTELIGENCIA ARTIFICIAL

Publicado 22/11/2025

¿Estamos en una burbuja de IA?

Un informe del The Washington Post activó una pregunta incómoda: ¿estamos realmente frente a un cambio estructural o la IA entró en territorio burbuja?
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Un informe del The Washington Post activó una pregunta incómoda: ¿estamos realmente frente a un cambio estructural o la IA entró en territorio burbuja?

La nota analiza ocho datos que funcionan como termómetro de un mercado donde conviven entusiasmo, miedo y una avalancha de dólares sin precedentes y deja una conclusión tan matizada como inquietante: el boom es real, pero los retornos todavía no aparecen.

 

Las Big Tech gastan como nunca: el capex “modo IA”

Los primeros datos del Washington Post muestran que Microsoft, Alphabet, Amazon, Meta y compañía están invirtiendo a un ritmo explosivo.
La construcción de centros de datos, compra de chips y entrenamiento de modelos empujó el gasto de capital a niveles históricos, superiores incluso a la etapa dorada del cloud. El crecimiento es tan acelerado que empieza a generar dudas: ¿se justifica semejante expansión si la productividad de la IA aún no impacta en la economía real?

 

 

 

El cálculo de JPMorgan: números que no cierran

Para dimensionar el desafío, JPMorgan estimó cuánto deberían ganar las Big Tech para justificar la inversión actual: US$ 650.000 millones adicionales por año hacia 2030, con un retorno apenas del 10%. Son cifras gigantescas incluso para gigantes acostumbrados a desafiar los límites del mercado y es justamente ahí donde los analistas detectan señales de sobreexpectación.

 

Empresas: mucho piloto, poco impacto

Otro dato muestra un fenómeno global: el 70% de las compañías experimenta con IA, pero apenas un tercio logra escalar un caso de uso. La famosa “transformación digital” todavía no se traduce en eficiencia, productividad o ingresos nuevos. La mayoría de los proyectos termina atrapada en una etapa de prueba perpetua.

 

¿Puede la IA hacer trabajos reales? Por ahora, pocos

Uno de los datos más contundentes viene de un estudio del Center for AI Safety y Scale AI. Evaluaron la capacidad de modelos avanzados para completar tareas típicas del trabajo remoto: análisis, administración, soporte, reportes. El resultado: solo el 2,5% se completó sin ayuda humana. La brecha entre hype y realidad operativa sigue siendo enorme.

 

 

El lado “anti-burbuja”: la adopción masiva

Pero el informe también muestra la otra cara. Las herramientas generativas son un fenómeno de consumo masivo: OpenAI reporta 800 millones de usuarios semanales en ChatGPT. Ese nivel de uso coloca a la IA generativa en la liga de las tecnologías con adopción más rápida de la historia. Burbuja o no, el interés del público es indiscutible.

 

Nvidia: la excepción que confirma la regla

Hay un dato que rompe cualquier narrativa de burbuja: el de Nvidia: crecimiento de ingresos de más del 260% interanual; margen operativo por encima del 50% y valor de mercado arriba del billón de dólares. La demanda de GPUs sigue siendo descomunal.
Si esto es una burbuja, Nvidia es el único que cobra en efectivo mientras el resto sueña con ganancias futuras.

 

Mejora técnica: el argumento más sólido

Un informe del instituto METR muestra que la capacidad de los modelos para resolver tareas complejas se duplica cada siete meses. Es un ritmo que supera la Ley de Moore y alimenta la idea de que la revolución de productividad no es una fantasía, sino un proceso en marcha.

 

 

El sentimiento del mercado: la exuberancia está ahí

El último dato cuenta una historia psicológica: los índices de confianza tecnológica están en máximos históricos, muy similares a los momentos previos a la caída de otras burbujas. El mercado cree fervientemente que “la IA lo cambiará todo”. El riesgo es cuando la fe reemplaza a la evidencia.

 

Una burbuja parcial, con fundamentos reales

El análisis de los ocho datos revela una foto ambigua: hay exceso de expectativas; hay inversiones que dependen de retornos inciertos; hay adopción masiva real y hay avances técnicos que se aceleran de forma sorprendente.

Más que una burbuja clásica, estamos ante una “sobreevaluación transitoria”: los fundamentos existen, pero los beneficios tardan más de lo que el mercado quisiera.

 

Informe completo