Más allá de los capítulos tradicionales sobre acceso a mercados o propiedad intelectual, el documento pone a la tecnología, los datos y los minerales críticos como los motores de la cooperación futura.
El acuerdo —difundido por la Casa Blanca— posiciona a Argentina dentro del ecosistema tecnológico norteamericano de manera más directa, con implicancias para el sector privado, las startups y los inversores que siguen de cerca la agenda digital global.

Tecnología al frente: datos, firmas electrónicas y productos IT
Uno de los elementos más novedosos del acuerdo es la inclusión explícita del comercio digital. Argentina reconoce a Estados Unidos como jurisdicción adecuada para transferencias transfronterizas de datos, incluyendo datos personales. Es un gesto central para empresas que operan servicios digitales, nubes, plataformas de IA, soluciones fintech y comercio electrónico.
Además, se compromete a:
• No discriminar productos o servicios digitales estadounidenses,
• Reconocer legalmente firmas electrónicas aprobadas por la legislación de EE.UU.,
• Eliminar barreras no arancelarias que afectan a productos tecnológicos,
• Aceptar certificaciones y estándares internacionales o norteamericanos sin requisitos adicionales.
Esto supone un alivio para importadores de hardware, componentes, equipos de comunicaciones y maquinaria tecnológica, que suelen enfrentar extensos procesos de homologación.

Minerales críticos: el puente entre industria tecnológica y recursos naturales
El documento también refuerza el rol de Argentina como proveedor estratégico de litio, cobre y otros minerales críticos, esenciales para la industria global de baterías, autos eléctricos, almacenamiento energético y equipamiento de IA.
El acuerdo contempla:
• Cooperación para inversiones, exploración y procesamiento,
• Integración en cadenas de suministro estadounidenses,
• Reglas más predecibles para compañías norteamericanas interesadas en proyectos en el norte argentino.
Para EE.UU., es una pieza geopolítica: asegurar recursos claves fuera de la órbita china. Para Argentina, es una oportunidad de escalar hacia el valor agregado, evitando quedar relegada al rol de simple exportador de materia prima.

Propiedad intelectual y estándares: un avance hacia reglas globales
El pacto incluye compromisos para fortalecer la protección de la propiedad intelectual, combatir productos falsificados y alinear regulaciones a estándares internacionales. Este paso busca dar mayor certidumbre a compañías de software, electrónica, entretenimiento digital e innovación.
También habilita el ingreso directo de productos estadounidenses que cumplan normas internacionales, sin duplicar procesos locales, lo que acelera la llegada de nueva tecnología al mercado argentino.
Oportunidades para Argentina: startups, talento y exportación digital
El marco configura una ventana de oportunidad para el ecosistema argentino:
• Startups y empresas SaaS podrán integrarse con mayor facilidad en el mercado norteamericano, especialmente en fintech, IA, comercio electrónico y analytics.
• Servicios basados en datos tendrán mayor previsibilidad regulatoria para exportar.
• Universidades y centros de I+D podrán participar de colaboraciones en movilidad eléctrica, IoT, ciudades inteligentes y minerales estratégicos.
• Empresas tecnológicas estadounidenses tendrán un camino más despejado para invertir en infraestructura, equipos y operaciones locales.
En paralelo, el acuerdo actúa como incentivo para que el Estado argentino acelere su agenda de modernización digital, interoperabilidad, infraestructura de conectividad y marcos regulatorios alineados al comercio electrónico global.

Los desafíos: entre la oportunidad y la capacidad de ejecución
Como toda apertura relevante, el acuerdo implica desafíos:
• Adaptar la regulación local en datos personales, comercio digital y propiedad intelectual.
• Consolidar un clima de negocios estable, necesario para atraer inversiones tecnológicas de largo plazo.
• Evitar el extractivismo, impulsando procesamiento local y manufactura tecnológica asociada a los minerales críticos.
• Gestionar el balance geopolítico, dado que el acuerdo posiciona a Argentina más cerca del eje tecnológico de EE.UU. en plena rivalidad global.
Un pacto que redefine el futuro tecnológico bilateral
El acuerdo entre EE.UU. y Argentina no es un simple capítulo comercial: es una plataforma de integración tecnológica, diseñada para conectar a Argentina con la economía digital global y con las cadenas de suministro críticas del siglo XXI.
Si se ejecuta con eficacia, podría acelerar la llegada de infraestructura tecnológica, aumentar la inversión en startups, fortalecer la industria del litio y ampliar la participación de Argentina en el mercado digital más grande del mundo. Para la economía del conocimiento, se abre una oportunidad de escala que, hasta ahora, no tenía un marco político tan explícito.
Argentina entra así en un nuevo escenario, donde la tecnología, los datos y los recursos estratégicos pasan a ser la columna vertebral de su relación con Washington.