La Unión Europea está haciendo algo que hasta hace poco parecía impensado: relajar su histórico entramado regulatorio en materia digital e inteligencia artificial. Tras años de convertirse en el “policía global” de la privacidad y la tecnología, Bruselas ahora se mueve en sentido contrario.
¿El motivo? Una palabra que se repite en informes, discursos y pasillos institucionales: competitividad. El giro quedó plasmado en dos movimientos clave: las nuevas propuestas que suavizan parte de la AI Act y del régimen de datos, y el informe encabezado por Mario Draghisobre el declive industrial del continente.
El mensaje es claro: Europa siente que está perdiendo la carrera tecnológica y que, si no corrige el rumbo, quedará rezagada frente a Estados Unidos y China.

El informe “The Future of European Competitiveness”, presentado por Draghi, es un documento con tono de emergencia: productividad estancada, inversiones insuficientes, fragmentación y un ecosistema tecnológico que no escala al ritmo global.
Draghi alerta que Europa ya no compite en igualdad de condiciones. Mientras EE.UU. amplifica su liderazgo en IA con OpenAI, Google, NVIDIA —y con un mercado capaz de movilizar miles de millones—, China acelera con un Estado hiperactivo que impulsa centros de datos, chips y grandes modelos.
Europa, en cambio, arrastra un ecosistema más lento, más pequeño y más regulado. Y por primera vez en años, Bruselas acepta que su poder normativo puede haberse convertido en una traba.

La nueva señal política: menos barreras, más velocidad
El giro regulatorio aparece en borradores —revelados por Tech Policy Press y The New York Times— que anticipan una flexibilización del marco de IA y datos.
Entre los cambios en discusión:
• Redefinición de datos personales: ciertos datos no identificables quedarían fuera del GDPR.
• Nueva base legal para entrenar IA por “interés legítimo”, reduciendo fricciones para pymes y startups.
• Período de gracia en la AI Act: modelos nuevos operarían hasta un año sin sanciones.
• Simplificación de la ePrivacy, integrándola al GDPR con requisitos más flexibles.
En otras palabras: menos burocracia, más velocidad y menos incertidumbre jurídica.

Una carrera global dominada por escala
• EE.UU. concentra el 70% del capital global para IA avanzada, domina chips, modelos y cloud.
• China avanza con inversión estatal masiva en datos, semiconductores y modelos.
• Europa queda en el medio, con industria fuerte pero sin gigantes digitales.
Esa desventaja llevó a Bruselas a una conclusión: sin cambios regulatorios, Europa será consumidora de innovación extranjera.
La frase que recorre los pasillos comunitarios lo resume: “Europa fija estándares. Estados Unidos y China fijan la velocidad.”
Impacto para Europa… y para el mundo
Si las reformas avanzan, las empresas europeas podrían:
• entrenar modelos más rápido,
• acceder a datos con menos barreras,
• atraer inversión,
• competir en segmentos dominados por EE.UU. y China.
Pero también surge el debate interno: ¿cuánto está dispuesta la UE a sacrificar de su tradición de protección de datos y derechos digitales?
Activistas advierten que este giro podría debilitar el “escudo europeo”.

Para América Latina: señal del nuevo orden tecnológico
Si incluso la UE —símbolo del regulacionismo— ahora flexibiliza para competir, los países latinoamericanos deberán repensar sus estrategias de innovación y regulación.
La competencia global por atraer centros de datos, hubs de IA, inversiones en chips y alianzas público-privadas se acelera.
Para Argentina, esto abre una ventana:
Europa podría buscar socios y talento fuera de su frontera regulatoria tradicional.