El principal motor del crecimiento fue su negocio de centros de datos, que generó $39.100 millones, gracias a la explosiva demanda mundial de infraestructura para Inteligencia Artificial (IA).
Jensen Huang, CEO de Nvidia, celebró los resultados y destacó que la demanda global por infraestructura de IA es “increíblemente fuerte”. Señaló que la generación de tokens de inferencia de IA se multiplicó por diez en solo un año y que, a medida que los agentes de IA se vuelvan comunes, la necesidad de capacidad computacional crecerá aún más.
Huang remarcó que los países están viendo a la IA como infraestructura esencial, al nivel de la electricidad o internet, y posicionó a Nvidia como un actor central en esta transformación.
No todo fue positivo: Nvidia enfrenta restricciones impuestas por el gobierno de EE. UU. que limitan la exportación de sus chips avanzados (modelo H20) a China. Esto le costó $4.500 millones por exceso de inventario y pérdidas de ventas por $2.500 millones en el trimestre.
Huang advirtió que cerrar el mercado chino podría debilitar la posición de liderazgo de EE. UU. en IA, ya que “proteger a los fabricantes de chips chinos de la competencia estadounidense solo los fortalece en el extranjero y debilita la posición de Estados Unidos”.
De cara al próximo trimestre, Nvidia proyecta ingresos cercanos a $45.000 millones, mostrando confianza en que la demanda global seguirá empujando sus resultados. Además, Huang anunció que la empresa planea fabricar chips de IA en EE. UU., buscando fortalecer la producción nacional y reducir la dependencia de las cadenas de suministro internacionales.
Tras la publicación de los resultados, las acciones de Nvidia subieron un 4%, alcanzando los $141,40 por acción.