Estados Unidos cambia de letra para cambiar de rumbo: Marco Rubio prohíbe Calibri y desata una polémica tipográfica
El Departamento de Estado abandona Calibri por considerarla “demasiado DEI” y vuelve a Times New Roman. La decisión, que ya generó polémica, abre un debate sobre ideología, accesibilidad y el sentido político detrás de los símbolos administrativos.
En una medida tan simbólica como controvertida, Marco Rubio, actual jefe del Departamento de Estado de EE. UU., ordenó prohibir la tipografía Calibri en toda la documentación oficial. Su argumento: la fuente es “demasiado DEI”, una referencia directa a políticas de diversidad, equidad e inclusión que la administración actual intenta revertir.
En su lugar, Rubio dispuso el regreso de la clásica Times New Roman, un gesto que —según sostiene— devuelve “seriedad institucional” a la comunicación diplomática.
Según informó el sitio TechCrunch el cambio no tardó en generar polémica porque, más allá del gusto tipográfico, introduce un mensaje ideológico. En un clima político en el que cada gesto visual funciona como señal de alineamiento, la decisión de Rubio se leyó como un capítulo más de la avanzada contra las prácticas asociadas al enfoque DEI. Algo que podría ser técnico —la elección de una fuente— se convierte así en un símbolo cultural dentro de la batalla política estadounidense.
Pero hay un dato no menor: Calibri había sido adoptada en 2023 por motivos de accesibilidad. Diseñada para facilitar la lectura para personas con baja visión o dislexia, respondía a recomendaciones extendidas entre especialistas. Al dar marcha atrás, se reabre la discusión sobre si la administración está priorizando su narrativa política por encima de criterios de inclusión y usabilidad.
Una lectura alternativa sostiene que el retorno a Times New Roman intenta reforzar la imagen diplomática tradicional, estandarizando la correspondencia oficial con una estética más rígida. Sin embargo, dado el tono explícito de Rubio y la coyuntura política, esta explicación luce secundaria frente a la carga simbólica del anuncio.
El episodio, más allá de su aparente trivialidad, desnuda una dinámica cada vez más evidente: en la política estadounidense, incluso los detalles mínimos se convierten en terreno de disputa, ya sea para marcar identidad, diferenciarse o enviar señales internas. La tipografía pasa de ser una herramienta técnica a convertirse en un mensaje político.
