Organizada por la Dirección de Vocaciones Científicas (VocAr) del organismo, la propuesta busca acercar la ciencia a las aulas mediante encuentros presenciales y virtuales en los que investigadores comparten sus trabajos, responden preguntas y estimulan la curiosidad de niñas, niños y adolescentes.

Una edición que superó todas las expectativas
Según informó el CONICET, Ciencia en Juego 2025 alcanzó su máximo nivel de participación desde su creación, tanto en cantidad de escuelas como de científicos involucrados.
El programa, que año tras año suma nuevas dinámicas, incorporó esta vez actividades pensadas para ampliar el acceso territorial y fortalecer el vínculo entre estudiantes y el sistema científico-tecnológico.
Entre las novedades se destacan:
Más actividades interactivas, orientadas a promover pensamiento crítico, experimentación guiada y resolución de problemas.
Mayor participación federal, con escuelas de todas las regiones del país conectándose virtualmente con especialistas del CONICET.
Nuevos formatos de intercambio, que permiten a los estudiantes explorar investigaciones actuales en áreas como biotecnología, energía, ambiente, ciencias sociales e Inteligencia Artificial.

Un puente directo entre estudiantes y ciencia argentina
Uno de los puntos más valorados del programa es la posibilidad de que los estudiantes conozcan de primera mano el trabajo cotidiano de quienes producen conocimiento en el país.
El CONICET subraya que estas experiencias fortalecen vocaciones científicas, especialmente en chicas y chicos que no tienen contacto cotidiano con profesionales del ámbito académico.
Además, la edición 2025 puso especial énfasis en mostrar cómo la ciencia se vincula con los desafíos actuales: cambio climático, salud pública, tecnologías emergentes, IA, energía y desarrollo sostenible.

Un modelo de divulgación que escala y se federaliza
El incremento de inscripciones refleja una demanda creciente de escuelas por integrar actividades científicas de calidad en sus programas educativos.
La combinación de encuentros virtuales y presenciales permitió que Ciencia en Juego llegue a lugares donde antes no había acceso directo a investigadores, reduciendo brechas territoriales y ampliando oportunidades.
Para el CONICET, esta expansión demuestra que la ciencia puede —y debe— participar activamente en la construcción de ciudadanía, fortaleciendo la educación pública y generando interés por las carreras STEAM (ciencia, tecnología, ingeniería, arte y matemáticas).

Un programa que se consolida como política de futuro
Al unir investigadores con miles de estudiantes de todo el país, Ciencia en Juego se posiciona como una herramienta estratégica para estimular vocaciones científicas, promover la cultura del conocimiento y acercar la investigación a la sociedad.
En un contexto donde la Inteligencia Artificial, la biotecnología y la innovación tecnológica reconfiguran el empleo y la economía mundial, iniciativas como esta resultan cruciales para que Argentina forme nuevas generaciones de profesionales capaces de liderar estos cambios.