El informe de BlackRock llega en un momento clave para la Argentina: varios proyectos ya explorados, como el ambicioso plan OpenAI + Sur Energy de data center en la Patagonia, muestran que el país tiene potencial de atraer inversiones gigantescas.

El territorio del país —y especialmente regiones como la Patagonia— ofrece espacio, recursos energéticos y capacidad de combinar energía limpia con conectividad moderna.
BlackRock estima que, con la explosión de la IA, los centros de datos y su energía asociada se convierten en un eje central de la economía digital mundial.
Con un data center “hiperescalable”, Argentina podría posicionarse como nudo regional para IA, nube e infraestructura digital, generando divisas, empleo especializado y un ecosistema tecnológico propio.

Por qué Argentina debe crear un marco legal específico para data centers de IA
El informe de BlackRock sirve como llamada de atención: el mundo ya está desplegando inversiones millonarias para construir la infraestructura necesaria para la IA.
Para que la Argentina pueda capturar parte de ese flujo y transformarse en destino atractivo para capital, talento y proyectos de escala global, es indispensable definir zonas industriales o “polígonos digitales” preparados para data centers de alta densidad.
A su vez, es necesario establecer incentivos fiscales, aduaneros y energéticos que reduzcan el riesgo y el costo inicial para inversores extranjeros o nacionales.
También hay que avanzar en diseñar regulaciones ambientales, energéticas y de planificación territorial que aseguren sostenibilidad y mitiguen riesgos, y promover la formación de personal especializado con certificaciones técnicas.

Este marco, además de fomentar inversiones, daría seguridad jurídica a quienes apuesten por proyectos de largo plazo, algo esencial cuando hablamos de infraestructura crítica cuya amortización puede demandar años.
Si se construye bien, con normas, incentivos y planificación, Argentina puede lograr ingresos de dólares genuinos mediante inversión extranjera directa y un marco de creación de empleo calificado, tanto en la construcción como en la operación.
Esto permitirá el desarrollo de un ecosistema local de servicios vinculados como energía, cableado, mantenimiento, nube y software, y un posicionamiento geopolítico como polo regional de IA y cloud.

El reciente llamado de BlackRock pone sobre la mesa una pregunta clave: ¿está el país dispuesto a transformarse en un actor relevante en la nueva economía global de la IA?
Para responder con un sí, hace falta más que voluntad: requiere un marco legal específico, estratégico y transparente que dé certezas a inversores y garantice desarrollo sostenible. Ese paso, más que una oportunidad, es una urgencia para no quedarse afuera de la revolución digital que ya está en marcha.