El dato económico importa, pero el punto central es quiénes se quedaron con el control de un recurso estratégico para la matriz energética nacional.

Los nuevos dueños de las centrales
El proceso dejó como ganadores a tres jugadores fuertes del mercado eléctrico:
MSU Green Energy (Grupo MSU) obtuvo El Chocón–Arroyito y Cerros Colorados–Planicie Banderita.
Central Puerto renovó su operación sobre Piedra del Águila, una de las represas de mayor capacidad del sistema.
Edison Inversiones se quedó con Alicurá, desplazando a la operadora vigente con una oferta más alta.
En conjunto, estas cuatro centrales suman cerca de 4.170 MW de potencia instalada, es decir, entre 10% y 15% de la generación eléctrica del país.

Qué significa este traspaso
La operación consolida un nuevo mapa de poder energético en Argentina. Quienes controlan estas represas no solo manejan infraestructura clave, sino que además administran caudales de ríos regulados, inciden en los costos del sistema eléctrico y tienen impacto directo en la estabilidad de la red.
Más allá del ingreso fiscal inmediato, la clave será cómo se gestionen tarifas, inversiones, mantenimiento, caudales y seguridad de las obras. El país queda con menor margen de maniobra en un sector que debería ser tratado como política estratégica de largo plazo.
El verdadero impacto de esta privatización se medirá no hoy, sino en los próximos 30 años.