El consumo de electricidad de estos centros podría duplicarse para 2030, llegando a representar hasta un 12% del total nacional. Este crecimiento, impulsado por chips de IA de alta potencia como GPU y TPU, es mucho más intenso en energía que la computación tradicional.
El impacto ya se siente en PJM Interconnection, la mayor red eléctrica del país, que cubre 13 estados. Un informe independiente señala que los centros de datos han provocado un aumento del 180% en los costos del mercado de capacidad, equivalente a $9.4 mil millones. Esto implica que hogares y pequeñas empresas están pagando tarifas más altas, con la posibilidad de que las facturas de electricidad suban hasta un 25% en algunas áreas para 2030.
Frente a esta presión, los estados y las empresas buscan soluciones.
Ohio creó una tarifa especial que obliga a los centros de datos a pagar una porción mínima de la energía contratada, incluso si no la usan.
Virginia impulsa leyes que exigen a los centros de datos cumplir con estándares de eficiencia energética y recurrir a fuentes renovables si desean beneficios fiscales.
Las grandes tecnológicas invierten en tecnologías de enfriamiento más eficientes, como la refrigeración líquida o el uso de aire exterior en climas fríos.
Aun así, el crecimiento exponencial de la industria supera los avances en sostenibilidad, planteando un desafío urgente para el sistema energético estadounidense.