Nuevas herramientas digitales, como Nutrino o Lumen, ya funcionan como verdaderos “nutricionistas virtuales”, capaces de elaborar planes alimenticios personalizados a partir de información biométrica, historial médico y hábitos de vida.
El funcionamiento es sencillo: el usuario ingresa datos como edad, peso, alergias, intolerancias, objetivos de salud y nivel de actividad física. Los algoritmos cruzan esta información con bases de datos científicas para generar menús diseñados a medida.
En algunos casos, la personalización llega al siguiente nivel gracias a dispositivos portátiles que miden la respuesta metabólica en tiempo real, permitiendo ajustar la dieta de forma instantánea.
“Este tipo de tecnología tiene el potencial de reducir la obesidad, mejorar el rendimiento físico y prevenir enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2 o la hipertensión”, señalan especialistas en nutrición digital.
Sin embargo, advierten que las recomendaciones deben estar supervisadas por profesionales de la salud para evitar riesgos y garantizar que la dieta se adecue a las necesidades reales de cada persona.
Más que una moda, estas aplicaciones marcan el inicio de una nueva etapa en la nutrición, donde los algoritmos no solo cuentan calorías, sino que comprenden y responden a las particularidades de cada organismo.