La pregunta que domina el debate global
¿La Inteligencia Artificial (IA) destruirá millones de empleos? Esa es la gran pregunta que domina el debate global sobre el futuro del trabajo. Sin embargo, para los economistas Fabien Curto Millet (Google) y Diane Coyle (Universidad de Cambridge), la verdadera amenaza no está en los robots, sino en la incapacidad de los trabajadores y los gobiernos para adaptarse al cambio tecnológico.
“La clave no es resistir la IA, sino garantizar que las personas tengan las habilidades necesarias para aprovecharla”, sostienen los autores en una columna publicada por The Washington Post.
La historia demuestra que el empleo se transforma, no desaparece
Lejos de los pronósticos apocalípticos, el mercado laboral ha demostrado una enorme capacidad de adaptación a lo largo de los siglos. En Estados Unidos, el empleo agrícola pasó del 60% en 1850 a menos del 5% en 1970, mientras que la participación femenina y de nuevas generaciones en la fuerza laboral creció exponencialmente.
Los expertos explican que la tecnología afecta tareas más que empleos completos. De hecho, desde 1950 solo una ocupación —la de ascensorista— desapareció totalmente por efecto de la automatización.
Un caso emblemático es el de los radiólogos: pese a los pronósticos de que serían reemplazados por algoritmos, su demanda aumentó. Hoy la IA los asiste en diagnósticos, pero no sustituye su criterio ni su interacción humana con los pacientes.
La tecnología crea más trabajo del que destruye
Según datos históricos citados por los autores, la difusión de las computadoras desde 1970 eliminó 3,5 millones de empleos, por ejemplo en la fabricación de máquinas de escribir, pero creó más de 19 millones en nuevas industrias, desde hardware hasta comercio electrónico.
Un estudio adicional muestra que el 85% del crecimiento del empleo en 78 años provino de ocupaciones generadas por la tecnología. Es decir, la innovación destruye ciertos puestos, pero abre muchos más en otros sectores.
Además, la expansión de la infraestructura de Inteligencia Artificial abre nuevas oportunidades laborales. McKinseyestima que Estados Unidos necesitará 130.000 electricistas adicionales en los próximos años, impulsados por el auge de centros de datos, fábricas automatizadas y redes de energía inteligentes.
Desigualdad en la transición tecnológica
El impacto, no obstante, no será uniforme. Algunas comunidades podrían sufrir los costos de la transición, como ocurrió con los operadores telefónicos tras la automatización de AT&T en los años 20 o con los trabajadores industriales en los 80 y 90.
Los economistas advierten que en esos períodos faltó apoyo a la reconversión laboral, lo que dejó secuelas sociales duraderas. “Los responsables políticos deben actuar ahora para gestionar mejor la transición”, afirman.
Formación y reconversión: la clave del futuro laboral
Para que la IA eleve la productividad sin aumentar la desigualdad, se requiere una inversión sostenida en capacitación.
“Dado que la mayor parte de la fuerza laboral de 2030 ya está empleada hoy, debemos ofrecer formación a mitad de carrera”, señalan Millet y Coyle.
El sector privado tiene un rol esencial en este punto. Programas de aprendizaje y certificación, como Grow with Google, permiten que los trabajadores adquieran competencias digitales y se adapten a nuevas demandas del mercado.
Lejos de un escenario de desempleo masivo, las economías avanzadas enfrentan un desafío opuesto: escasez de trabajadores calificados.
“La IA representa una oportunidad extraordinaria. El futuro no debe predecirse, sino diseñarse”, concluyen los economistas.
Fuente : The Washington Post – “Jobs, AI and Skills Training” (2025)