El presidente de Delta, Glen Hauenstein, describe la IA como “un superanalista trabajando las 24 horas” capaz de ajustar precios en tiempo real, ofreciendo tarifas adaptadas a cada consumidor. Esta estrategia permite a la aerolínea “entrar en la mente del consumidor” y presentar precios relevantes según el momento y la disposición a pagar.
Sin embargo, esta innovadora práctica ha generado críticas importantes. Legisladores y defensores de los consumidores advierten que el uso de IA para establecer precios podría derivar en prácticas de precios predatorios y discriminación basada en datos personales.
El senador demócrata Ruben Gallego afirmó que esta táctica busca “exprimir cada centavo” de los pasajeros, denunciando una estrategia que no se basa en competencia justa.
Delta defiende su enfoque, asegurando que “las tarifas están públicamente registradas y se basan únicamente en factores relacionados con el viaje” y que existen “estrictas salvaguardas para cumplir con la legislación federal”.
Este movimiento marca una transformación en la industria aérea hacia la personalización de precios, una tendencia que otras aerolíneas como JetBlue y Virgin Atlantic también están explorando. No obstante, experiencias previas en otros sectores han mostrado que la implementación de precios dinámicos basados en IA puede generar rechazo entre los consumidores si no se maneja con transparencia.