Extensión total: 417 km.
Estaciones principales: Río de Janeiro, São Paulo, São José dos Campos y Volta Redonda.
Tipo de vía: doble vía exclusiva para alta velocidad, con sistemas de control electrónico centralizado.
Tiempo estimado de viaje: 105 minutos entre Río y São Paulo.
Velocidad máxima: 320 km/h.
Tecnología: trenes eléctricos de alta velocidad (HST) con tracción distribuida, comparables a los Shinkansen japoneses y TGV franceses.
Capacidad: estimada en 500 a 700 pasajeros por formación.
Energía: sistema de alimentación por catenaria de alta tensión.
2023–2026: elaboración del Estudio de Viabilidad Técnica, Económica y Ambiental (EVTEA).
2027: inicio de obras de infraestructura (plataforma ferroviaria, túneles, viaductos y estaciones).
2032: inicio de operaciones comerciales.
La ANTT otorgó a TAV Brasil una concesión por 99 años para construir y operar el sistema.
El proyecto se ampara en el Marco Legal de Ferrovías (Ley 14.273/2021), que permite desarrollos ferroviarios privados mediante autorización, sin necesidad de licitación pública.
Inversión estimada: R$ 60 mil millones, incluyendo infraestructura, material rodante, estaciones y sistemas de control.
Tarifa promedio prevista: alrededor de R$ 500 por tramo Río–São Paulo, equivalente a un 60–70 % del costo de un pasaje aéreo en la misma ruta.
Demanda estimada: hasta 30 millones de pasajeros por año una vez consolidada la operación.
Impacto en el PIB: R$ 168 mil millones hasta 2055.
Empleo: creación de 130.000 puestos directos e indirectos durante la construcción y operación.
Recaudación fiscal: R$ 46 mil millones en impuestos hasta 2055.
Ingresos complementarios: explotación inmobiliaria y comercial alrededor de las estaciones, proyectada en R$ 27,3 mil millones.
El TAV Río–São Paulo busca reducir la dependencia del transporte aéreo y automotor en el corredor más dinámico de Brasil, aportando mayor conectividad, eficiencia energética y reducción de emisiones. El uso de trenes eléctricos de alta velocidad representa una apuesta por la movilidad sostenible y coloca al país en la senda de las naciones que ya operan infraestructura ferroviaria de última generación.