INTELIGENCIA ARTIFICIAL

Publicado 15/12/2025

Tregua en la guerra tecnológica EE. UU.–China: Nvidia valora ampliar producción de chips H200 por fuerte demanda china

En un giro inesperado dentro de la escalada tecnológica entre Estados Unidos y China, Nvidia evalúa aumentar la producción de su chip de Inteligencia Artificial H200 ante una demanda china mucho más sólida de lo previsto, según fuentes cercanas a la compañía.
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En un giro inesperado dentro de la escalada tecnológica entre Estados Unidos y China, Nvidia evalúa aumentar la producción de su chip de Inteligencia Artificial H200 ante una demanda china mucho más sólida de lo previsto, según fuentes cercanas a la compañía.

Esta movida toma significado en un contexto de recientes cambios regulatoriosque parecen perfilar una tregua temporal en la batalla comercial más importante del sector de los semiconductores.

 

 

La posible ampliación de producción del H200 sigue a una decisión de la administración estadounidense de permitir que Nvidia exporte esos chips hacia China con un arancel del 25 %, después de meses de prohibiciones y restricciones que limitaron el acceso de empresas chinas a tecnología avanzada de IA.

Esta política revisada —que algunos interpretan como un compromiso entre posturas contrapuestas dentro de Washington— ha sido vista por analistas como una tregua táctica en las tensiones EE. UU.–China sobre tecnología crítica.

Al mismo tiempo, el gobierno chino ha convocado reuniones de emergencia con gigantes tecnológicos como Alibaba y ByteDance para evaluar si aprobarán las importaciones de H200, que actualmente es el chip de Nvidia más potente disponible legalmente para empresas chinas.

 

 

La noticia tiene consecuencias indirectas pero relevantes para Taiwán, núcleo del ecosistema global de semiconductores: la fabricación de chips avanzados —incluido el H200— depende en gran medida de TSMC, el principal fabricante mundial con sede en Taiwán. Uno de los cuellos de botella clave para Nvidia es precisamente la capacidad de producción limitada frente a una demanda global al alza.

A corto plazo, la apertura de ventas a China podría significar mayor actividad fabril en Taiwán, al menos para cumplir con la demanda extra de H200. Eso podría traducirse en mayores ingresos y una relevancia aún más estratégica de TSMC ante Beijing y Washington.

 

 

Sin embargo, la tregua política también pone de relieve la debilidad estructural de Taiwán en un escenario de competencia entre superpotencias, dado que cualquier relajación o endurecimiento de políticas puede tener efectos inmediatos en la demanda y en la cadena de suministro.

En otras palabras, aunque el acuerdo temporal puede traducirse en mayores ventas y flujo comercial para actores taiwaneses, también refuerza el papel crítico de Taiwán como campo de juego estratégico, donde las decisiones de Washington y Pekín influyen sin intermediación local.

 

 

Para las empresas chinas, el acceso al H200 representa una oportunidad clave para avanzar en capacidades de IA, en un contexto que hasta hace poco les cerraba completamente el acceso.

Para Estados Unidos, permitir estas ventas con restricciones busca evitar que China dependa de soluciones propias menos eficientes o del contrabando tecnológico, mientras protege a la industria nacional.

No obstante, esta tregua es frágil: voces dentro del propio Congreso estadounidense han criticado duramente la apertura de exportaciones, calificándola como un riesgo para la seguridad nacional y advirtiendo sobre su impacto en la competitividad de Estados Unidos.

Esto sugiere que la calma podría ser solo temporal y que el tablero geopolítico sigue lejos de un consenso estable.