Empresas como Upside Foods, Eat Just y Mosa Meat han avanzado en el desarrollo de carne cultivada de res, pollo y cerdo, con Singapur como el primer país en aprobar su comercialización en 2020, seguido por Estados Unidos en 2023. Además, startups como BlueNalu y Wildtype trabajan en pescado y mariscos cultivados, mientras que Perfect Day desarrolla lácteos sin necesidad de animales.
A pesar de los avances, la industria enfrenta desafíos como la escalabilidad y los costos de producción. Sin embargo, el interés de gigantes cárnicos como Tyson y Cargill, que han invertido en startups del sector, indica que el futuro de la carne cultivada es prometedor.
¿Qué países lideran la industria?
Algunos países están mejor posicionados para liderar el sector gracias a su infraestructura biotecnológica y apoyo gubernamental:
Steakholder Foods y la impresión 3D de carne
Una de las empresas más innovadoras del sector es Steakholder Foods, con sede en Israel. Su tecnología permite imprimir carne en 3D, replicando la textura y composición de cortes premium, lo que podría reducir costos y mejorar la aceptación del consumidor. Además, busca licenciar su tecnología a productores de carne en lugar de enfocarse únicamente en la venta de productos finales.
¿Puede Argentina convertirse en un actor clave en la carne cultivada?
Argentina, conocida mundialmente por su industria cárnica tradicional, tiene potencial para adaptarse a esta nueva tecnología. Su experiencia en producción ganadera y su fuerte ecosistema biotecnológico podrían convertirla en un productor competitivo de carne cultivada.
✅ Ventajas
⚠️ Desafíos
El caso de B.I.F.E., la empresa argentina que hace punta
B.I.F.E. (Bio Ingeniería en la Fabricación de Elaborados) es una startup argentina de la División Bioingeniería de Laboratorios Craveri, dedicada al desarrollo de carne cultivada mediante agricultura celular.
La innovación de B.I.F.E. se basa en la elaboración de productos alimenticios de óptima calidad y valor nutricional desarrollados en una planta GMP (Good Manufacturing Practice), cumpliendo con los más altos estándares internacionales.
Además, la agricultura celular permite controlar la cantidad de grasa en la carne, convirtiéndola en un producto magro y saludable, sin partes no comestibles como huesos o sistemas nervioso y digestivo, reduciendo el desperdicio.
En términos ambientales, la agricultura celular es considerablemente más eficiente, ya que disminuye el uso de energía, tierra y agua en comparación con la ganadería tradicional. Así, la carne cultivada en laboratorio se convierte en una opción viable para satisfacer la demanda de alimentos de manera sustentable.
📢 Si Argentina apuesta por la biotecnología alimentaria y desarrolla un marco regulatorio claro, podría convertirse en un exportador de carne cultivada en la próxima década. Esto no solo permitiría diversificar su industria cárnica, sino también adelantarse a las tendencias globales en producción sostenible de alimentos.