La noticia, que ha generado un gran revuelo en los mercados financieros, llevó a que las acciones de Intel se dispararan más de un 20% en su mayor subida porcentual en décadas. La inversión incluye la compra de acciones de Intel a 23,28 dólares por acción, lo que convierte a Nvidia en uno de los mayores accionistas de la compañía.
Una jugada que redefine el mercado
La colaboración entre las dos empresas es vista como un reconocimiento de la cambiante dinámica del mercado. "La era de la computación acelerada y de la IA ha llegado", afirmó el director ejecutivo de Nvidia, Jensen Huang. Esta alianza busca integrar las capacidades líderes de Nvidia en IA con la experiencia de Intel en la fabricación de CPUs, lo que podría resultar en chips que superan a los productos actuales.
El acuerdo también tiene un trasfondo geopolítico, ya que se produce poco después de que el gobierno de EE. UU. anunciara una inversión similar en Intel. La asociación con una empresa estadounidense de importancia estratégica como Intel fortalece la posición de Nvidia en Washington y se alinea con la política industrial de EE. UU. de reducir la dependencia de la producción de chips en el extranjero.
La asociación es una potencial amenaza para Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC), que actualmente fabrica la mayoría de los procesadores de gama alta de Nvidia. Aunque no se ha cerrado un acuerdo de fabricación, la posibilidad de que Nvidia utilice las fundiciones de Intel podría redistribuir el poder en la cadena de suministro de chips global.
Esta inversión representa una nueva esperanza para Intel, que ha luchado financieramente en los últimos años, y un audaz paso para Nvidia, que busca solidificar su dominio en la era de la IA.