¿Para qué usamos ChatGPT?
El crecimiento del uso de ChatGPT ha sido espectacular. Lanzado en noviembre de 2022, para julio de 2025 ya lo había adoptado alrededor del 10 por ciento de la población adulta mundial. Un nuevo informe del National Bureau of Economic Research titulado How People Use ChatGPT recorre cómo ha evolucionado la utilización de esta herramienta de inteligencia artificial: quiénes la usan, para qué la usan y cómo han cambiado esos usos a lo largo del tiempo. Los datos muestran desigualdades, cambios socioeconómicos y de perfil que resultan claves para pensar los efectos sociales de la IA.
El perfil de los usuarios fue variando a lo largo de los años. Al principio los adoptantes eran mayoritariamente masculinos, aunque con el tiempo la brecha de género se redujo sensiblemente. También se observa que el crecimiento de uso fue más acelerado en países de menor ingreso, lo que muestra la rápida penetración de la tecnología en economías donde otras innovaciones suelen tardar más en difundirse.
En cuanto al tipo de mensajes, el estudio señala que las conversaciones relacionadas al trabajo se expandieron, aunque lo que más creció fue el uso no laboral. Al inicio representaba poco más de la mitad de las interacciones, mientras que en la actualidad supera el 70 por ciento. Dentro del segmento laboral, además, la mayor parte de las consultas provienen de usuarios con niveles educativos más altos y ocupaciones profesionales mejor remuneradas, lo que marca una diferencia en el acceso y el tipo de aprovechamiento de la herramienta.
Los temas más frecuentes de charla se concentran en tres grandes grupos que reúnen casi el 80 por ciento de las conversaciones: orientación práctica, búsqueda de información y redacción. En el terreno laboral, la escritura domina ampliamente frente a otros rubros como programación o autoexpresión, que aparecen en una proporción mucho menor. Esta tendencia confirma que la capacidad de producir textos de manera rápida y flexible se volvió la principal aplicación del sistema para el trabajo cotidiano.
Uno de los elementos más destacados es que ChatGPT genera valor real como herramienta de soporte para la toma de decisiones, especialmente en empleos que requieren conocimientos especializados. No se trata solo de respuestas rápidas o de búsquedas básicas, sino de un apoyo que puede contribuir a tareas más complejas y a resolver problemas en contextos profesionales exigentes. En paralelo, el uso no laboral se convirtió en el dominante, con una fuerte presencia en actividades de ocio, creatividad o acompañamiento emocional.
El estudio deja abiertas varias preguntas. Entre ellas, cómo afectarán estas tendencias al mundo laboral, en particular en puestos que podrían ser automatizados o modificados por la inteligencia artificial. También plantea la necesidad de observar los riesgos de desigualdad entre quienes cuentan con educación, empleo estable o recursos tecnológicos y quienes no.
Otra incógnita es qué implicancias tiene el predominio de usos no laborales: si se trata de un espacio para la recreación y la creatividad, o si también abre la puerta a la desinformación y a nuevas formas de consumo cultural. Finalmente, queda por ver cómo evolucionará la distribución temática, por ejemplo si la programación o la autoexpresión artística ganarán terreno en los próximos años.
El trabajo del NBER aporta evidencia de que ChatGPT ya no es solo una curiosidad tecnológica. Se está integrando de manera constante en la vida diaria, tanto para resolver cuestiones prácticas como para entretenerse o informarse. El uso profesional crece y la herramienta genera valor en ocupaciones de conocimiento, pero el uso no laboral es hoy mayoritario.
En este escenario, la clave será seguir de cerca no solo cuánto crece la adopción de la IA, sino también quiénes la usan y cómo lo hacen, para comprender los impactos sociales, económicos y culturales que este tipo de inteligencia artificial generativa ya está produciendo.