ENERGÍA

Publicado 27/10/2025

El triunfo del oficialismo acelera el camino hacia la privatización tecnológica del sistema hidroeléctrico argentino

La Libertad Avanza reforzó su posición legislativa y prepara un reordenamiento del sector energético basado en la entrada de capital privado, modernización tecnológica y automatización de represas que hoy representan una porción crítica de la matriz eléctrica nacional.
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La Libertad Avanza reforzó su posición legislativa y prepara un reordenamiento del sector energético basado en la entrada de capital privado, modernización tecnológica y automatización de represas que hoy representan una porción crítica de la matriz eléctrica nacional.

 

Un nuevo escenario político para el sector energético

 

El triunfo electoral de Javier Milei le otorga a su gobierno una capacidad ampliada para impulsar reformas estructurales en el Congreso. Entre ellas, una de las más relevantes para el ecosistema tecnológico-industrial es el proceso de privatización y concesión de centrales hidroeléctricas estratégicas, incluidas Alicurá, El Chocón, Piedra del Águila y Cerros Colorados.

El Ejecutivo ya habilitó la venta del paquete accionario de estas sociedades. La decisión fue publicada en resoluciones oficiales recientes, como parte de un plan que apunta a reducir el peso del Estado y atraer inversiones en infraestructura energética.

 

Modernización tecnológica: oportunidad o dependencia

 

La eventual incorporación de nuevos operadores privados abre un frente tecnológico clave. La infraestructura hidroeléctrica nacional requiere actualización de sistemas de control, digitalización de sensores, automatización de compuertas, gestión inteligente del caudal y adopción de herramientas de IA para optimizar generación y mantenimiento predictivo.

La aplicación de tecnologías smart-grid permitirá integrar mejor las represas con sistemas de almacenamiento, electro-movilidad y energías renovables intermitentes, como la eólica y la solar.

Sin embargo, diversas entidades advierten que sin una política clara de desarrollo local puede profundizarse la dependencia de hardware y software importado en tecnologías críticas.

 

 

Datos energéticos: un activo estratégico

 

El sector energético es uno de los mayores generadores de datos industriales del país: variables de caudal, tensiones, cargas, clima, monitoreo ambiental y predicción hidrológica.

 

La privatización plantea preguntas de primer orden:

 

  • ¿Quién administrará los datos?

  • ¿Qué estándares de ciberseguridad se exigirán?

  • ¿Habrá interoperabilidad en plataformas nacionales?

  • ¿Se garantizará el acceso estatal a información estratégica?

 

Sin una arquitectura regulatoria sólida, los datos —insumo esencial para la IA energética— pueden quedar fuera del control nacional.

 

 

Impacto en empleo tecnológico y cadena de valor

 

El traspaso de control podría generar:

 

Posibles beneficios

 

  • Inversión en I+D aplicada

  • Mayor demanda de talento digital e ingenieril

  • Transferencia tecnológica si existe exigencia contractual

 

Riesgos

 

  • Sustitución de proveedores locales por multinacionales

  • Reducción de planteles técnicos en búsqueda de eficiencia

  • Licitaciones que privilegien precio sobre innovación

 

La clave estará en cómo se redacten los pliegos: si promueven un sistema innovador, o solo un negocio financiero-operativo.

 

 

El rol del Congreso en la transición tecnológica

 

Con mayor presencia parlamentaria, el oficialismo busca destrabar normativas que hasta ahora frenaban procesos de privatización energética.

Pero los especialistas advierten que ninguna reforma tecnológica profunda es sustentable sin un plan de digitalización a largo plazo, estándares nacionales de interoperabilidad, cláusulas de innovación obligatoria y estrategia de soberanía de datos.

En el debate legislativo se jugará el marco de gobernanza tecnológica del futuro energético argentino.

 

Un punto de inflexión digital-industrial

 

El resultado electoral abre una nueva etapa para el sistema hidroeléctrico argentino: más inversión privada y más presión por modernización tecnológica.

Pero también coloca al país ante una decisión histórica: ¿La transformación digital del sector energético será una palanca de innovación y autonomía tecnológica, o un camino hacia mayor dependencia extranjera en infraestructura crítica?

La respuesta dependerá menos del mercado que de cómo se reglamente, supervise y exija la incorporación de tecnología con valor agregado nacional.