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INTELIGENCIA ARTIFICIAL

Publicado 30/10/2025

La era del “Shadow AI”: cuando el uso de la IA se escapa del control corporativo

En todo el mundo, empresas, gobiernos y organizaciones están enfrentando un nuevo desafío tecnológico: el Shadow AI, o “IA en la sombra”.
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En todo el mundo, empresas, gobiernos y organizaciones están enfrentando un nuevo desafío tecnológico: el Shadow AI, o “IA en la sombra”.

¿Qué significa “Inteligencia Artificial en la sombra”?

 

Se trata del uso de herramientas de inteligencia artificial sin autorización o supervisión oficial por parte de los departamentos de tecnología o seguridad.

Lo que comenzó como una práctica aislada de empleados curiosos se ha transformado en un fenómeno global. Desde asistentes de redacción como ChatGPT hasta generadores de imágenes o herramientas de análisis de datos, cada vez más trabajadores recurren a estas plataformas para optimizar tareas, muchas veces sin considerar los riesgos que implican.

Muchas de estas plataformas almacenan y reutilizan los datos ingresados, lo que significa que la información sensible puede quedar fuera del control de la organización.

Cuando se trata de documentos internos, estrategias de negocio o datos personales de clientes, esa información puede terminar en servidores externos sin garantías de privacidad ni seguridad.

Un estudio de LayerX, titulado “Revealing the True GenAI Data Exposure Risk”, advierte que el 6% de los empleados ha compartido información confidencial en herramientas de IA, y que el 4% lo hace de forma habitual, al menos una vez por semana.

 

 

Según IBM y la consultora Gartner, el crecimiento del Shadow AI refleja un fenómeno similar al que, en los años 2000, marcó la expansión del llamado Shadow IT —el uso de software no autorizado dentro de las empresas—.

La diferencia es que ahora el foco está en modelos de IA capaces de procesar y almacenar información sensible, lo que eleva los riesgos legales y reputacionales.

Los empleados no actúan de mala fe”, señala un informe de Wiz.io. “Buscan herramientas más rápidas, intuitivas y productivas. Pero al hacerlo fuera de los canales oficiales, exponen a las organizaciones a fugas de datos, violaciones de privacidad o incumplimiento normativo.

 

 

En el ámbito corporativo, la principal preocupación es la pérdida de control sobre la información.

Un texto o un documento subido a un sistema de IA externo puede acabar en servidores desconocidos o usarse para entrenar otros modelos.

En el sector público, la situación es aún más delicada. Ministerios, municipios y agencias de gobierno manejan datos sensibles de ciudadanos, y cualquier filtración podría tener consecuencias graves.

Por eso, expertos en gobernanza tecnológica recomiendan establecer políticas claras de uso de IA, auditorías permanentes y capacitación interna.

 

 

Paradójicamente, el Shadow AI también puede ser una señal positiva.

Demuestra que los equipos quieren innovar”, sostienen analistas de TechRadar. “En lugar de prohibir, las organizaciones deberían canalizar ese impulso hacia marcos de experimentación controlada.

Gartner incluso propone ver el fenómeno como una oportunidad: crear programas que permitan probar herramientas de IA de forma segura, con reglas de datos claras y transparencia operativa.

 

 

La irrupción del Shadow AI marca una nueva frontera en la relación entre tecnología, trabajo y regulación.

Los expertos coinciden en que el futuro no pasa por eliminar el uso de IA no autorizada, sino por integrarla de manera responsable, segura y alineada con los objetivos institucionales.

En definitiva, el Shadow AI no es solo un riesgo: es un síntoma.

Un indicador de que la inteligencia artificial ya forma parte de la cultura laboral moderna, y de que las instituciones —públicas y privadas— deberán aprender a convivir con ella sin perder el control sobre su propio conocimiento.