Un debate vacío de futuro
En una campaña dominada por los slogans, las denuncias cruzadas y las discusiones económicas de corto plazo, los temas estructurales que definirán el desarrollo argentino en las próximas décadas brillaron por su ausencia.
Ni la inteligencia artificial, ni la ciencia y técnica, ni el futuro energético o digital del país formaron parte del debate electoral. Ningún espacio político presentó una propuesta concreta sobre regulación de la IA, retención de científicos, reindustrialización tecnológica, o política energética soberana.
Y eso no es una casualidad: es una señal de desconexión con el mundo contemporáneo.

Ciencia y tecnología: la gran ausente
Mientras países vecinos como Brasil o Chile impulsan leyes específicas sobre ética y regulación de la inteligencia artificial, y potencias como la Unión Europea o Estados Unidos avanzan en legislación sobre datos, propiedad intelectual y automatización laboral, en Argentina el tema ni siquiera se mencionó.
El sistema científico nacional vive una crisis profunda: recortes presupuestarios, despidos en CONICET y fuga de investigadores se combinan con la falta de un plan de Estado que garantice la continuidad de proyectos estratégicos en energía nuclear, biotecnología, litio o informática.
El resultado es un escenario donde la ciencia se precariza y el conocimiento se fuga, sin que la dirigencia política lo advierta como prioridad.
Energía y privatizaciones: un silencio que pesa
Tampoco hubo discusión seria sobre el futuro energético del país.
Ni sobre las privatizaciones en curso de las nucleares argentinas, ni sobre el rol del Estado en la generación de energía estratégica frente al avance de corporaciones extranjeras.
El debate público ignoró completamente las consecuencias de perder soberanía sobre sectores clave como la energía eléctrica, la exploración nuclear y las nuevas tecnologías de datos.
La ciencia aplicada al desarrollo energético —una de las fortalezas históricas del país— quedó reducida a un tema técnico, sin presencia política ni narrativa electoral.

Infraestructura y logística: el otro gran vacío
Otro punto crítico que ningún candidato abordó con seriedad es el estado de la infraestructura argentina.
No se discutió cómo modernizar la red vial, cómo enfrentar el deterioro de los caminos rurales y provinciales, ni cómo reducir los costos logísticos que hoy encarecen el transporte de alimentos, minerales y manufacturas en todo el territorio.
Tampoco hubo debate sobre el futuro de la Hidrovía Paraná–Paraguay, una vía estratégica por donde pasa más del 80 % de las exportaciones argentinas.
¿Debe seguir bajo concesión privada? ¿Debe gestionarse como una empresa estatal o binacional? ¿Qué modelo de control ambiental y económico necesita?
Ninguno de estos temas apareció en los discursos de campaña, pese a su impacto directo sobre el comercio exterior, la producción nacional y la soberanía territorial.
El país que no se debate
La omisión no es menor. Cuando la política no discute ciencia, tecnología, energía e infraestructura, está renunciando a planificar el futuro.
Sin estrategia tecnológica, el país seguirá dependiendo de importaciones; sin planificación energética, seguirá vulnerable a la volatilidad del mercado; sin infraestructura moderna, seguirá aislado dentro de sí mismo.

La campaña electoral argentina de 2025 fue una de las más vacías en contenido estructural de los últimos años.
Los candidatos prometen soluciones inmediatas, pero ninguno explicó cómo piensa posicionar a Argentina en el mundo digital, energético y logístico que ya empezó.
En una era de inteligencia artificial, transición verde y economía del conocimiento, la política argentina sigue atrapada en el siglo pasado.