En una operación que combina ciencia, innovación y precisión robótica, Argentina lidera una de las expediciones submarinas más tecnológicamente avanzadas de su historia. Se trata de “Underwater Oases of Mar del Plata Canyon: Talud Continental IV”, un proyecto conjunto entre el CONICET y el Schmidt Ocean Institute, que explora las profundidades del océano Atlántico con herramientas dignas de una película de ciencia ficción.
Esta misión pone a la Argentina en la vanguardia de la oceanografía global, en una zona considerada crítica por su biodiversidad y su potencial para descubrir especies aún desconocidas para la ciencia.
El corazón tecnológico de la misión es SuBastian, un vehículo operado remotamente (ROV) que desciende hasta 4.500 metros de profundidad.
Equipado con:
Cámaras 4K UHD, que graban imágenes nítidas en condiciones de completa oscuridad.
Luces LED de alta potencia, diseñadas para iluminar el abismo oceánico sin alterar su entorno.
Brazos robóticos articulados, capaces de recolectar muestras delicadas como esponjas, corales o sedimentos.
Sensores ambientales, que miden temperatura, presión, corrientes y composición química.
Este ROV es controlado desde el buque Falkor (Too), al que está conectado mediante un cable umbilical de fibra óptica, que transmite datos, imágenes y energía en tiempo real. Esta capacidad permite no solo registrar material en altísima calidad, sino también adaptar la exploración según lo que se va descubriendo en directo.
A diferencia de métodos tradicionales, la tecnología utilizada permite extraer ADN ambiental, agua, rocas y microorganismos sin alterar los hábitats, utilizando:
Pinzas de precisión, que reducen al mínimo la manipulación física.
Sistemas de succión controlados por presión, ideales para organismos blandos o delicados.
Recipientes presurizados, que conservan las condiciones originales del entorno marino profundo.
Todo lo recolectado es procesado preliminarmente en laboratorios embarcados, y luego enviado a centros científicos en tierra para su análisis detallado. Estos datos podrían tener impacto en múltiples disciplinas, desde la biología marina hasta la biotecnología y la farmacología.
Una de las proezas tecnológicas más admiradas de la expedición es la capacidad de transmitir en vivo lo que sucede a casi 4.000 metros de profundidad, gracias a:
Compresión de video en tiempo real (H.265) desde el ROV.
Transferencia por fibra óptica al buque Falkor (Too).
Antenas satelitales VSAT, que utilizan bandas Ku y Ka para enviar la señal a tierra firme.
Emisión pública en YouTube Live, donde cualquier persona puede seguir la expedición.
Esta combinación tecnológica convierte a la expedición en un verdadero evento científico global, abierto a escuelas, universidades y curiosos del mundo entero. Es una oportunidad inédita de acercarse al fondo marino sin moverse de casa.
Nunca antes una expedición argentina había alcanzado esta profundidad con semejante despliegue técnico. La transmisión en vivo de los hallazgos enriquece el conocimiento científico y abre las puertas a una nueva forma de investigación oceánica abierta, transparente y colaborativa.
Los datos, imágenes y muestras serán fundamentales para:
Comprender ecosistemas únicos, como arrecifes de aguas profundas y comunidades de esponjas desconocidas.
Detectar nuevas especies, tanto animales como microbianas.
Proteger áreas clave del océano Atlántico, actualmente en riesgo por el cambio climático y la pesca industrial.
Este proyecto no solo posiciona a la Argentina como un actor clave en la ciencia oceánica, sino que también muestra el impacto de la cooperación internacional en la generación de conocimiento.
Vehículo robótico ROV SuBastian
Cámaras 4K y luces LED abisales
Brazos robóticos de precisión
Recolección de ADN ambiental
Satélites VSAT de alta velocidad
CONICET (Argentina)
Schmidt Ocean Institute (EE. UU.)
Tripulación científica internacional a bordo del buque Falkor (Too)