En un territorio donde el 70 % del suelo es montañoso, las soluciones tradicionales con paneles rígidos de silicio enfrentan serias limitaciones. En cambio, los nuevos paneles de perovskita pueden adherirse a techos curvos, estructuras irregulares y hasta vehículos en movimiento, abriendo un abanico inédito de posibilidades.
El gobierno japonés invertirá 1.000 millones de dólares en la empresa Sekisui Chemical, encargada de escalar la producción de estos paneles a nivel industrial. La meta inicial es clara: abastecer a 30.000 hogares con energía solar en 2027, con paneles fabricados íntegramente dentro del país, fortaleciendo así su seguridad energética y autonomía tecnológica.
Para 2040, Japón proyecta instalar 20 gigavatios (GW) de capacidad con perovskita, equivalente a la potencia de 20 centrales nucleares. Esta expansión no solo posiciona al país como líder mundial en innovación solar, sino que también lo distancia de su dependencia energética histórica del gas y el petróleo.
Aunque aún hay obstáculos por resolver, como el contenido de plomo en los paneles y una vida útil inferior a la del silicio, los últimos desarrollos han logrado igualar el rendimiento de los paneles tradicionales. Esto indica que la tecnología está madurando más rápido de lo previsto y lista para dar el salto comercial.
🗣️ “No se trata de elegir entre silicio o perovskita, sino de maximizar todas las fuentes renovables”, explicó Hiroshi Segawa, investigador pionero en energía solar en Japón.
Japón no solo busca reducir emisiones: quiere liderar la revolución solar global con tecnología propia. Con apoyo estatal, infraestructura científica y visión a largo plazo, la perovskita podría convertirse en el nuevo motor de la energía limpia japonesa y un modelo a seguir para otros países que enfrentan barreras geográficas similares.