El futuro de TikTok estaba en la cuerda floja desde hace más de un año, cuando el gobierno de EE.UU. comenzó a considerar la prohibición de la app por posibles vínculos con el Partido Comunista chino y riesgos de espionaje digital.
La negociación con Beijing estuvo marcada por presiones políticas, demandas de legisladores republicanos y demócratas, y un fuerte lobby empresarial preocupado por el impacto en millones de usuarios y creadores de contenido.
El pacto se da en un contexto de máxima presión política y diplomática:
🔹 Seguridad nacional en juego: Washington venía advirtiendo sobre los riesgos de que ByteDance, la matriz china de TikTok, accediera a datos sensibles de usuarios estadounidenses.
🔹 El rol del Tesoro: el secretario Scott Bessent confirmó que la amenaza de un veto total fue clave para forzar el entendimiento.
🔹 Agenda política: Donald Trump y Xi Jinping mantendrán esta semana una conversación para ultimar detalles del traspaso.
🔹 Plazos definidos: se estima un período de entre 30 y 45 días para concretar la operación.
Aunque el acuerdo despeja el futuro inmediato de la aplicación, persisten interrogantes clave: qué participación tendrá finalmente ByteDance, quién controlará el algoritmo y cómo se garantizará la supervisión de los datos de millones de usuarios.
Con informacion de Reuters