
Déficit de ingenieros y técnicos especializados
Informes publicados durante 2025 advierten que la demanda de profesionales en Vaca Muerta supera ampliamente la oferta disponible, especialmente en áreas clave como ingeniería en petróleo, mecánica, eléctrica, industrial y química, además de técnicos con certificaciones específicas para operaciones de campo.
De acuerdo con relevamientos sectoriales difundidos este año, Vaca Muerta concentra más del 40 % de las búsquedas laborales del sector energético en Argentina, pero el sistema educativo no logra formar suficientes perfiles para cubrir esas vacantes. El resultado es una brecha persistente entre el crecimiento del yacimiento y la disponibilidad de talento calificado.

Hay empleo, pero no siempre el perfil adecuado
Un diagnóstico recurrente en 2025 es que el empleo existe y las oportunidades son reales, pero faltan trabajadores con la formación técnica específica que exige la industria.
Empresas de servicios petroleros y operadoras coinciden en que los puestos más difíciles de cubrir son los de soldadores certificados, electricistas industriales, instrumentistas, operadores de perforación y técnicos en mantenimiento.
Esta situación obliga a muchas compañías a buscar personal fuera de Neuquén, invertir en capacitación interna o enfrentar demoras operativas por falta de recursos humanos preparados.

Proyecciones que profundizan el desafío
Las estimaciones publicadas en 2025 indican que Vaca Muerta podría generar entre 20.000 y 40.000 nuevos puestos de trabajo en los próximos años, entre empleo directo e indirecto.
En escenarios de máxima actividad, la necesidad total de trabajadores adicionales podría ser aún mayor, con una fuerte concentración en perfiles técnicos y profesionales.
Este escenario refuerza una advertencia central del sector: si no se acelera la formación de talento especializado, la falta de profesionales puede convertirse en un cuello de botella para el desarrollo energético del país.

Un problema estructural que sigue abierto
Especialistas señalan que la brecha laboral no responde solo al volumen de actividad, sino también a la alta rotación, los esquemas de trabajo intensivos y la falta de experiencia específica en operaciones no convencionales.
En 2025, el consenso es claro: el desafío ya no es atraer inversiones, sino contar con el capital humano necesario para sostenerlas.