Según el ejecutivo, tras años de debate centrado en capacidades como generación de contenido o escenarios extremos como la Inteligencia Artificial general (AGI), 2026 será el año en que la IA agéntica —sistemas autónomos que pueden razonar y actuar— se volverá parte integral de procesos empresariales y servicios al cliente.

Para 2026, explica el directivo, las organizaciones con visión ya no se preguntarán qué puede “decir” o “escribir” una IA, sino qué puede “hacer” de forma autónoma para apoyar equipos y lograr objetivos complejos. Ejemplos actuales de integración ya están en marcha: bancos que emplean agentes para atención automatizada y herramientas internas que no solo responden preguntas, sino que optimizan decisiones y acciones en tiempo real.
Este salto implica que los agentes de IA dejarán de ser simples asistentes para convertirse en piezas fundamentales dentro de los flujos de trabajo críticos, colaborando entre sí para automatizar procesos de alto valor y reducir fricciones operativas.

Más allá de la automatización interna, la IA agéntica promete transformar cómo las empresas interactúan con sus clientes. Para 2026 se prevé que los agentes generativos podrán ofrecer servicios al usuario “estilo conserje”, con experiencias hiperpersonalizadas y emocionalmente relevantes, especialmente en sectores como el retail, el turismo o los creativos, pilares de la economía española y portuguesa.
Esta capacidad de personalización está respaldada por modelos avanzados de IA multimedia que permiten a los equipos creativos generar activos visuales y de video con altos niveles de fidelidad y coherencia, abriendo nuevas posibilidades en marketing, ventas y comunicación.

La visión para 2026 no ignora los desafíos de seguridad y gobernanza. En centros de operaciones de ciberseguridad modernos, los agentes de IA serán aliados clave para identificar y responder a amenazas con rapidez sin precedentes, liberando a los analistas humanos para tareas estratégicas.
Además, el ejecutivo subraya que innovación y cumplimiento no deben ser dicotómicos: las organizaciones podrán avanzar tecnológicamente sin sacrificar la privacidad y el cumplimiento regulatorio, gracias a infraestructuras de nube soberana y enfoques de seguridad basados en datos.

Una de las tesis más firmes de la visión es que el valor de la IA no reside únicamente en la tecnología, sino en las personas que la utilizan y la lideran. Por ello, Google Cloud está comprometido con la formación masiva de talento local, con planes para capacitar a un millón de personas en competencias de IA en España y Portugal para 2027, en colaboración con universidades y organizaciones.
“Si queremos que esta ola de agentes de 2026 impulse el crecimiento, necesitamos una fuerza laboral preparada para liderarla”, afirma el Country Manager, marcando una pauta clara para empresas y gobiernos: la inversión en habilidades será tan estratégica como la inversión en tecnología.