Según reportes recientes, los vínculos emocionales y románticos con chatbots generativos están siendo citados como factor de ruptura en matrimonios de largo plazo, especialmente cuando existen conflictos previos no resueltos.
“La IA se convierte en un refugio emocional muy poderoso para personas con necesidades afectivas insatisfechas”, explicó Rebecca Palmer, abogada especializada en divorcios, en declaraciones a WIRED. “En matrimonios que ya atraviesan dificultades, este tipo de vínculo puede acelerar la separación”, agregó.

De “Her” a la vida real
El fenómeno recuerda inevitablemente a la película Her (Spike Jonze, 2014), pero ya no se trata de una metáfora cultural. Plataformas con chatbots capaces de simular empatía, escucha activa y apoyo emocional constante están siendo utilizadas como sustitutos —o competidores— de las relaciones humanas.
El atractivo central de estas IA es que no discuten, no juzgan y están disponibles las 24 horas, lo que genera un lazo emocional intenso, especialmente en contextos de soledad o desgaste conyugal.

Una nueva frontera legal
El impacto no es solo social o psicológico, sino también jurídico. En Estados Unidos, los tribunales comienzan a enfrentarse a una pregunta inédita: puede una relación con una IA ser considerada una forma de infidelidad?
La respuesta, por ahora, depende de la jurisdicción.
En estados como California, la IA es considerada legalmente un “tercero, no una persona”, lo que abre la puerta a que el vínculo sea tratado como una interferencia externa en el matrimonio.
En otros casos, los jueces evalúan estas relaciones bajo la figura de “infidelidad emocional” o “conducta irrazonable”, categorías ya existentes en el derecho de familia.
“Lo que está ocurriendo plantea interrogantes muy profundos para el futuro del derecho”, sostuvo Elizabeth Yang, abogada de familia, en diálogo con WIRED (2025). “A medida que la tecnología se vuelve más realista, empática y personalizada, más personas buscarán en un bot lo que no encuentran en su relación”.

Riesgos y debates abiertos
Los especialistas advierten que no se trata solo de una cuestión moral, sino de consecuencias concretas:
Desconexión emocional con la pareja humana.
Uso compulsivo y secreto de plataformas de IA.
Gastos económicos elevados en suscripciones premium.
Cesión de datos íntimos y sensibles a sistemas automatizados.
Al mismo tiempo, el debate sigue abierto: ¿es la IA una causa del problema o un síntoma de vínculos ya deteriorados? Para muchos expertos, el foco debería estar menos en el chatbot y más en las condiciones emocionales que hacen posible ese desplazamiento afectivo.
Lo cierto es que la expansión de la IA generativa no solo está transformando el trabajo, la educación o la ciencia, sino también la intimidad, el amor y las instituciones legales que organizan la vida social. Y ese impacto recién empieza.