MERCADOS

Publicado 17/10/2025

La doble burbuja de la IA según el Financial Times

Los mercados bursátiles están nuevamente bajo el escrutinio de los bajistas, quienes alertan sobre los peligros de una burbuja tecnológica impulsada por la Inteligencia Artificial.
Compartir
Compartir por Facebook Compartir por WhatsApp Compartir por X Compartir por Telegram

Los mercados bursátiles están nuevamente bajo el escrutinio de los bajistas, quienes alertan sobre los peligros de una burbuja tecnológica impulsada por la Inteligencia Artificial.

Analistas de destacadas instituciones como el FMI, el Banco de Inglaterra, Goldman Sachs, JPMorgan Chase y Citi han advertido que las valoraciones actuales se están disparando a niveles no vistos desde la crisis de las puntocom hace 25 años, sugiriendo que la IA podría estar sobrevalorada.

El columnista Juan Thornhill del Financial Times, sin embargo, postula que lo más probable es que estemos experimentando un “problema de la doble burbuja”, distinguiendo entre una burbuja de inversión industrial “buena” y una burbuja financiera especulativa “mala”.

 

Eric Schmidt, exjefe de Google

 

Uno de los defensores más elocuentes de la teoría de la burbuja positiva es Eric Schmidt, exjefe de Google. Schmidt ha declarado que «Las burbujas son geniales. Ojalá continúen». Según su perspectiva, la función histórica de estos auges ha sido redirigir grandes cantidades de capital hacia tecnología e infraestructura de vanguardia, lo cual beneficia al mundo.

Schmidt va más allá, sugiriendo que la IA no solo no está sobrevalorada, sino que está infravalorada. Como experimento mental, preguntó qué sucedería si una empresa tecnológica alcanzara la Inteligencia Artificial General (IAG) y luego la superinteligencia, una tecnología que superaría la suma del conocimiento humano y resolvería los problemas más complejos del mundo.

El valor de dicha empresa sería “una cifra enorme. Mucho mayor que el de cualquier otra empresa en la historia, probablemente para siempre”.

Schmidt descartó la idea de que a las empresas de IA financieramente sólidas de hoy les suceda lo mismo que a fracasos pasados, argumentando que quienes invierten su dinero ganado con esfuerzo buscan una rentabilidad económica a largo plazo, pues “esta gente no es tonta”.

 

 

A pesar del argumento de la inversión industrial, el artículo del FT señala la dificultad de ignorar la burbuja financiera especulativa que se está gestando.

Las valoraciones de algunas empresas parecen exageradas. Por ejemplo, se cuestiona si OpenAI, que se estima que quemará 8.500 millones de dólares en efectivo este año, realmente vale 500.000 millones de dólares (a menos que alcance la AGI).

Asimismo, Palantir cotiza con un múltiplo precio/beneficio futuro de 225, la valoración más alta del S&P 500.

El análisis concluye que, en el mejor de los casos, estas valoraciones adoptan suposiciones “descaradamente heroicas” sobre la capacidad de generar ingresos a largo plazo, y en el peor, parecen ser “billetes de lotería caros del futuro”.

Las alarmas se han encendido en los fondos de cobertura que venden en corto, aunque por ahora se encuentran en dificultades debido a la fortaleza del mercado.

 

Stephen Wolfram

 

El científico y emprendedor Stephen Wolfram se mostró tajante al ser preguntado sobre si estamos en una burbuja de IA, respondiendo que la respuesta es “obviamente, sí”. Wolfram también catalogó la ambición de alcanzar la IAG como “algo sin sentido”.

Además, hay preocupaciones sobre la naturaleza del capital invertido. Analistas tecnológicos como Azeem Azhar y Nathan Warren han señalado que aproximadamente un tercio de la inversión de capital relacionada con la IA se destina a activos de corta duración, como las GPU de Nvidia.

Dado que las GPU tienen una vida útil de aproximadamente tres años, esto implica que las inversiones deben generar un retorno en pocos años, y no a lo largo de generaciones.

 

 

A pesar de las advertencias financieras, existen pocas dudas de que la IA está abriendo un abanico de posibilidades científicas y económicas imposibles de predecir, modelar o valorar actualmente.

Wolfram argumentó que la IA podría transformar el descubrimiento científico al aplicar potencia computacional adicional a una gran cantidad de problemas.

Wolfram afirmó haber vivido el “sueño de la IA” durante 40 años y que ahora finalmente parece estar haciéndose realidad.

El dilema que plantea el análisis de Thornhill es claro: la pregunta no es si la IA es una revolución, sino “¿a qué precio?”.