
La iniciativa establece que toda “réplica digital” deberá contar con consentimiento explícito antes de ser creada o difundida. Además, las plataformas tecnológicas asumirían responsabilidad si alojan o distribuyen contenido que suplante identidades sin permiso. También incorpora un mecanismo de “notice & takedown”, es decir, un proceso formal para exigir la eliminación rápida de deepfakes no consentidos.
El proyecto fue presentado el 9 de abril de 2025 por un grupo bipartidista y actualmente permanece en la Comisión de Justicia del Senado, donde se realizan audiencias sobre derechos digitales, creatividad e IA. Aún no ha sido sometido a votación en el pleno.
Quiénes impulsan la ley
Artistas, productoras, plataformas de streaming y organizaciones del entretenimiento se posicionaron claramente a favor. La Recording Industry Association of America (RIAA) y otras entidades sostienen que el uso de deepfakes daña carreras, reputaciones y genera desinformación, erosionando la confianza del público en los contenidos digitales.
Senadores como Chris Coons (D), Marsha Blackburn (R), Amy Klobuchar (D) y Thom Tillis (R) están al frente del impulso político para avanzar en la regulación.

Las voces en contra
No todos celebran la propuesta. Organizaciones de derechos digitales y asociaciones académicas advierten que la redacción actual podría:
Afectar la libertad de expresión
Limitar obras paródicas, educativas o de archivo
Imponer cargas desproporcionadas a plataformas pequeñas o independientes
Favorecer más a grandes corporaciones que a la ciudadanía común
Para estos sectores, el equilibrio entre protección de identidad y creatividad pública aún no está garantizado.

Un precedente global en debate
Aunque el proyecto sigue en análisis y probablemente reciba modificaciones, su eventual aprobación convertiría al NO FAKES Act en la primera ley federal de EE.UU. dedicada a regular los deepfakes y las réplicas digitales.
Su impacto podría ir mucho más allá de Estados Unidos: establecería un precedente internacional en torno a la protección de la identidad digital, uno de los grandes desafíos regulatorios de la era de la IA.
El debate continúa y todos observan de cerca: ¿dónde está el límite entre innovación, creatividad y derechos individuales?