SALUD

Publicado 07/07/2025

Argentina meca de las proteínas: cómo la tecnología puede convertir al país en una potencia alimentaria

En un mundo que demanda más alimentos, más sanos y más sostenibles, Argentina tiene una carta fuerte para jugar: convertirse en una meca global de proteínas, tanto de origen animal como vegetal y alternativo. La clave está en combinar su histórica capacidad agroalimentaria con tecnología e innovación de avanzada.
Compartir
Compartir por Facebook Compartir por WhatsApp Compartir por X Compartir por Telegram

En un mundo que demanda más alimentos, más sanos y más sostenibles, Argentina tiene una carta fuerte para jugar: convertirse en una meca global de proteínas, tanto de origen animal como vegetal y alternativo. La clave está en combinar su histórica capacidad agroalimentaria con tecnología e innovación de avanzada.

Con millones de hectáreas cultivables, una fuerte tradición ganadera y agrícola, y un ecosistema científico-técnico de alto nivel, Argentina parte con una base privilegiada.

Es uno de los mayores exportadores mundiales de soja, carne vacuna, pollo y maíz. Además, cuenta con centros de investigación como el INTA, el CONICET, el INTI y universidades públicas y privadas que están desarrollando nuevas formas de producción de proteínas más eficientes y sostenibles.

 

 

Tecnología que revoluciona la proteína

 

La irrupción de nuevas tecnologías está transformando el concepto de lo que comemos. En Argentina ya existen empresas y startups que trabajan en este nuevo paradigma:

 

  • BIFE, incubada en el Polo Científico de Buenos Aires, fue la primera en Latinoamérica en desarrollar carne cultivada en laboratorio a partir de células madre de vaca. Esta tecnología permite una reducción del 95% en uso de tierra y más del 90% en emisiones de CO₂, según datos de la FAO y la Universidad de Oxford.

  • Tomorrow Foods, con base en Buenos Aires, produce ingredientes funcionales a partir de legumbres y cereales, utilizados para hamburguesas, nuggets y lácteos plant-based. Ya exporta a Brasil, Chile y México.

  • También se destacan Frizata y NotCo (chilena con fuerte presencia operativa en Argentina), que ofrecen alimentos plant-based con inteligencia artificial y enfoque gourmet.

 

 

Insectos comestibles

 

En Argentina hay dos proyectos activos (en Rosario y Balcarce) que han recibido inversiones extranjeras. Además, Zabala construye una planta piloto en Santiago del Estero. Aunque aún no está autorizada la venta, los avances son significativos.

Un pan con 15% de harina de grillo y 85% de trigo duplica el valor proteico. Con muy poca cantidad, se mejora notablemente el valor nutricional. En otros países, se usa desde alimento para mascotas hasta suplementos deportivos.

Surge una gran oportunidad de negocio para quienes creemos que las proteínas a base de insectos son una producción alternativa con alto potencial”, señaló Diego Zabala, referente de la Cámara de Productores de Harinas de Insectos, en Expoagro.

 

 

Agro + Tecnología = más productividad

 

El auge del AgTech está impulsando una revolución silenciosa en el campo argentino.

 

  • Auravant (agricultura de precisión)

  • Kilimo (riego inteligente con datos climáticos)

  • ZoomAgri (clasificación de granos con visión computarizada)

 

Estas empresas están optimizando el uso de recursos clave como agua, suelo y fertilizantes.

La incorporación de IA, drones, sensores y blockchain permite una trazabilidad total del alimento desde el campo hasta la góndola. Esto abre el acceso a mercados premium, donde la transparencia, el bienestar animal y la huella ambiental son condiciones obligatorias.

 

Una oportunidad estratégica

 

El informe “The Protein Transformation” de BCG estima que el mercado global de proteínas alternativasalcanzará los USD 290.000 millones para 2035. Argentina puede capturar una parte significativa si alinea su potencial productivo con innovación tecnológica y políticas públicas de valor agregado.

Si logra consolidar ese camino, el país no solo podrá alimentar al mundo, sino también generar divisas, empleo y liderazgo en la economía verde. El desafío está planteado. La tecnología ya está. Solo falta una decisión colectiva: apostar por la ciencia, la innovación y el futuro de la alimentación.