Inspirada en la famosa pintura de Norman Rockwell “Freedom from Want” —donde una familia celebra el Día de Acción de Gracias con un pavo servido en la mesa—, la revista reemplaza el plato por un wafer de silicio, la base de los microchips.
El título lo dice todo: “All-American silicon. The fantasy of home-grown chipmaking” (“Silicio todo estadounidense. La fantasía de la fabricación local de chips”).
El mensaje es claro: pese a las inversiones millonarias del gobierno de EE.UU. a través del CHIPS and Science Act, la autosuficiencia en semiconductores sigue siendo un desafío monumental. Hoy, Taiwán, Corea del Sur y, en menor medida, China concentran la producción más avanzada del mundo.
La ironía de The Economist apunta a que el “banquete de silicio” prometido por Washington todavía está lejos de llegar a la mesa de los estadounidenses.