AMD, Nvidia y el giro en la política de chips de IA hacia China
El mercado global de semiconductores vive un momento de alta tensión geopolítica y comercial. En los últimos días trascendió que AMD está a punto de lanzar al mercado chino su nueva aceleradora de inteligencia artificial MI308, en lo que sería un paso clave hacia la reactivación de exportaciones que estaban restringidas desde 2022.
La noticia llega en medio de señales de flexibilización de las reglas de exportación de EE. UU. hacia Pekín, generando impacto estratégico y financiero en la industria tecnológica.
Paralelamente, Nvidia planea comenzar los envíos de su chip H200 a China para mediados de febrero de 2026, siempre que las autoridades chinas aprueben las operaciones, según fuentes de mercado. Esta decisión se produce luego de ajustes regulatorios en Washington que establecen un régimen de licencias y aranceles sobre estas ventas.
El gobierno de Estados Unidos, bajo la administración del presidente Donald Trump, ha iniciado un cambio en su política de exportaciones tecnológicas a China. Después de años de restricciones estrictas que buscaban frenar el acceso de Pekín a capacidades de alto rendimiento en IA, se habilitaron mecanismos que permiten exportaciones controladas con cargas impositivas y condiciones regulatorias, como adelantó Inteligencia Argentina hace unos días.
Esta apertura parcial no es total: empieza con chips “autorizados” y puede excluir a generaciones tecnológicas más avanzadas. En concreto, las ventas hacia “clientes autorizados” en China estarán sujetas a una comisión del 25% sobre los ingresos, administrada por el gobierno de EE. UU.
Este desarrollo confirma y amplía reportes previos de Inteligencia Argentina durante diciembre, donde se destacaba que EE. UU. y empresas de semiconductores trabajaron para agilizar la exportación hacia China.
Los movimientos de AMD y Nvidia hacia China marcan una redefinición de una política que, hasta 2025, había sido una herramienta clave de la ventaja tecnológica estadounidense. Ahora, el uso de licencias, aranceles y marcos regulatorios supervisados por el gobierno sugiere un enfoque más pragmático que busca mantener a los gigantes tecnológicos estadounidenses dentro del mercado chino, evitando que este se cierre totalmente a proveedores extranjeros.
Además, buscan balancear presiones internas en Washington, donde sectores del Congreso exigen mayor transparencia y control sobre las aprobaciones, como adelantó Investing.
Este tablero no sólo afecta a AMD o Nvidia: moldea una nueva fase de la competencia tecnológica entre Washington y Pekín, con implicancias directas en la producción global de semiconductores, las cadenas de suministro y la estrategia industrial de países intermedios.
