No hablamos sólo de HBM para Inteligencia Artificial; la crisis ya alcanza a DRAM, flash y componentes “tradicionales” usados en smartphones, PCs y dispositivos hogareños.
Un informe de Reuters publicado esta semana confirma lo que la industria venía anticipando: la voracidad global por infraestructura de IA detonó una crisis de oferta sin precedentes, con precios en alza, inventarios mínimos y una vulnerabilidad creciente en la cadena de suministro mundial.

Qué desató esta crisis
La explosión de la IA generativa desde 2022 —empujada por modelos como GPT-4, GPT-5 y sus equivalentes chinos— obligó a los fabricantes de chips a priorizar lo que más rentabilidad ofrece hoy: memorias de alto rendimiento (HBM) para centros de datos de IA.
Las grandes del sector, Samsung Electronics, SK Hynix y Micron, redirigieron líneas completas de producción para abastecer a gigantes como Microsoft, Google y ByteDance. El resultado fue inmediato: los inventarios de DRAM cayeron a mínimos históricos (2 a 4 semanas disponibles).
Los precios mayoristas se duplicaron en varios segmentos desde inicios de 2025 y la escasez empezó a trasladarse al consumo masivo: smartphones, discos y placas de memoria empezaron a subir de precio o a mostrar faltantes, especialmente en Asia.

“Es una réplica —pero amplificada— de la crisis de semiconductores de 2021”, advierten fuentes de la industria citadas por Reuters.
El panorama es tan tenso que algunos gigantes tecnológicos están haciendo “open orders”: compras sin límite de precio, aceptando cualquier volumen disponible.
Microsoft y Google presionan por asegurar HBM para expandir su infraestructura de IA. Así, empresas de gaming, telefonía y PCs quedan relegadas.
En ese marco, los fabricantes chinos buscan alternativas locales, pero sus “campeones nacionales” todavía no alcanzan la escala ni la calidad de Samsung y SK Hynix.
A esto se suma un componente geopolítico clave: gran parte de la producción crítica aún se concentra en Corea del Sur y Taiwán, regiones expuestas a tensiones crecientes entre Estados Unidos y China.

Cómo impacta en la industria
Inflación tecnológica: los precios de memorias y componentes para consumo ya subieron entre 20% y 35% en muchos mercados.
Retrasos en lanzamientos: fabricantes de smartphones chinos anticipan demoras para 2026.
Riesgo para el boom de la IA: sin memoria de alta velocidad, el despliegue de nuevos modelos podría desacelerarse, afectando a startups, gobiernos y corporaciones.
Consolidación del mercado: los gigantes de IA demandan tanta capacidad que están absorbiendo casi toda la producción disponible.

Qué significa esta crisis para Argentina
Importaciones más caras y lentas: equipos clave para empresas, universidades y organismos públicos (servidores, GPUs, notebooks, routers) enfrentarán subas y mayores plazos.
Desafíos para data centers y gobierno digital: proyectos de IA, smart cities o cloud estatal —dependientes de infraestructura importada— podrían encarecerse o demorarse.
Oportunidades para reposicionarse: países con energía abundante y regulación flexible pueden atraer inversiones en ensamblaje, testing y packaging, sectores estratégicos de la cadena.
¿Cuándo termina esta escasez?
Según ejecutivos del sector citados por Reuters, la crisis podría extenderse hasta 2027. La industria está aumentando capacidad, pero lleva años construir nuevas plantas y reconvertir líneas.
Mientras tanto, el mercado seguirá bajo estrés. La IA no desacelera; al contrario, escalará aún más. Y cada modelo nuevo demanda más memoria, más capacidad y más energía.